martes, 15 de noviembre de 2011

Sobre los príncipes azules y las hadas madrinas

Cuando era niña me gustaba fantasear con los cuentos de Disney, curiosamente y aunque en el momento no lo entendiese, todos tenían la misma trama: La princesa (sea blanca nieves, Ariel más conocida como la sirenita, la cenicienta, la bella durmiente o la bella de la bella y la bestia) eran jovencitas con problemas que las agobiaban y les ocasionaban mucha tristeza y pesar. Pero, Oh maravilla!, de pronto conocían al príncipe azul que las sacaba de su vida llena de problemas y tragedias, príncipes que eran caballeros perfectos que las amaban y respetaban haciéndolas sentir especiales; en el caso de cenicienta fue el hada madrina quien la ayudó a encontrar la felicidad con su  príncipe azul.
Entonces una vez vencidos una serie de obstáculos basados en mentiras, chantajes, envidias, cizañas entre otros antivalores (no muy lejanos a la realidad en que una a veces se encuentra) resulta que su vida cambia para siempre y de pronto todo es color de rosa y llega aquella felicidad que durante mucho tiempo anduvo perdida, entonces llega el final feliz: La princesa se queda con el príncipe y son felices para siempre…fin de la historia. Una crece con estos cuentos cuya moraleja si nos ponemos a reflexionar es que no importa que problemas tengas en determinado momento siempre habrá un príncipe o hada madrina que te ayudará a salir de eso y entonces llegará tu verdadera felicidad.
No sé hasta qué punto es bueno creer en eso. Cuando las cosas van mal y con esto de mal me refiero a  cuando van jodidamente mal es bueno y hasta reconfortante soñar que llegara el chico indicado que te hará sentir especial y que te valorará como tal vez el último idiota no lo hizo, de algún modo esto genera esperanza (creo que es la palabra clave), a todos nos anima saber que habrá esperanza, que las cosas irán bien mañana. Pero resulta que todos somos humanos y por lo tanto somos imperfectos, hacemos cosas malas y cosas buenas, y algunas veces sin querer hacemos las buenas y otras sin querer las malas, por esa razón a veces lastimamos y otras somos los lastimados…Entonces nadie te asegura que la siguiente experiencia que tengas sea buena porque puede resultar ser igual o peor de desastrosa que la última, y puedes terminar llorando sola o por las calles (de ser algo más trágico) con el corazón roto una vez más en mil pedazos, sólo para darte cuenta que los príncipes azules no existen, que nadie vendrá a rescatarte de tus problemas porque las hadas madrinas solo existen en los cuentos de hadas, si tu no haces nada al respecto créeme nadie moverá un dedo por ti.
El amor es complicado así que la próxima vez que termines llorando porque un idiota no te valoró lo suficiente y te hizo sentir tan chiquitita como un dedo meñique, no te consueles pensando en el príncipe perfecto que te devolverá la confianza en ti misma y te ayudará a perderle miedo al amor porque eres tú quien sale del problema, eres tú quien recupera la confianza, eres tú quien vence al  miedo nadie lo hace por ti sólo que en determinado momento estuviste estancada filosofando sobre el origen del problema en vez de centrar tu atención en la solución del mismo.

Ahora, ¿Cómo encontrar la actitud para hacerle frente a la ausencia o muerte del amor¨?, pues una la aprende de las experiencias que vaya viviendo sobre todo en la juventud que no hay responsabilidades, no hay personas que dependan de nosotras y es más fácil darse el lujo de tomar ciertos riesgos, así que vive, cáete, mete la pata hasta el fondo y levántate aunque tal vez puede que termines otra vez en el piso, no importa porque de todas las caídas una aprende distintas formas de levantarse. Quien nunca se ha caído no sabe cómo pararse, y conforme uno crece las caídas son más grandes. Es más fácil superar la primera decepción amorosa a los 18 que superar  la primera decepción amorosa a los 35.
Podría terminar concluyendo que hasta el amor es algo de suerte, todo depende de estar ahí en el momento preciso y la circunstancia oportuna para conocer a la persona indicada para ti, por ejemplo, me entraron deseos de ejercitarme y decido meterme al gimnasio puede que la persona indicada para mí este en el gimnacio "X" pero yo decido inscribirme en el gimnasio "Y" ¿lo ven? ¡No lo voy a conocer! Y así puede que pase buen tiempo tomando decisiones que son tan simples y que me alejan del gran encuentro, por ello algunas personas encuentran al amor de su vida a los 25 y otras a los 50.
Por otro lado ten en cuenta que si te va mal en una relación la siguiente puede ser peor, es más hasta puede que seas tan desafortunada que pases por muchas relaciones dolorosas y tortuosas  antes de llegar a la indicada, eso sí todos tenemos una media naranja en eso sí creo, solo que unas la encuentran a los 20 otras a los 30 otras a los 40 y otras incluso mucho después sea en esta o en la siguiente vida….Ese, es el verdadero conzuelo… 

1 comentario:

  1. que bello este árticulo te da muchas esperanzas
    MI caso es muy triste nunca pude entablar una relación felíz debido a mis problemas de tímidez, hace ya 15 años conocí a un chico que me cambió la vida para siempre , supe del primer instante que lo vi que el era el amor de mi vida pero a pesar del amor tan grande que sentíamos los dos, no pudimos retener ese amor es más fue mi culpa, el viajo a otro país y a pesar que el me dijo que dentro de un año nos volveríamos a encontrar yo no regresé a su encuentro y esa fue nuestra separación definitiva. hoy después de tantos años lo he vuelto a encontrar en el Facebook felizmente casado y yo sigo muriéndome por el quisiera tanto volverme a enamorar y olvidar mi primer amor pero no he conocido a alguien así. Recientemente me separe de mi mi marido solo por por mi primer amor que aunque el ya este casado y con hijo de tres años se que lo nuestro es imposible, pero tengo la esperanza de algún día conocer alguien que me haga olvidar la tristeza de haber perdido a mi primer amor.

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